domingo, 28 de diciembre de 2008

UN JUDIO DEL BROOKLYN POR LA ALAMEDA

Sidney Franklin, Dos Pasos y Hemingway. Hotel Florida. Fotografía de Joris Evans

Archivo; Luis Spencer

En 1942 llegó a mi casa este pequeño libro de máximas y reflexiones, editado por Atlántida en Barcelona, está lleno de Montaigne, de Goethe, de Echarkt. En ese año, por esos sueños de la luz de mi vieja Alameda, estaba mi abuela Amparo en su azotea del Pasaje Quijano, marchenera oscura y hermosa de tantos lutos, esperando el eco sombrío y sordo del cante que su hijo José Cortés le traía de los corrales de Esquivel y La Bomba. El libro fue un regalo de mi abuelo marino para el cumpleaños de uno de mis tios, ese día apareció por nuestra casa un judio del barrio neoryorquino del Brooklin llamado Sydney Franklin, venía de Alcalá de Guadaira, donde había tenido un incidente y había estado retenido por la Guardia Civil, en su pais, también para sus autoridades era personaje poco de fiar y se negaban a darle el visado. Franklin fue esencialmente un aventurero, pertenecía a esa estirpe de norteamericanos de principios de siglo, como Hemingway, de quien fue intimo amigo y auxiliar durante su corresponsalía en España en la guerra civil, que abandonó en su país una posición acomodada y unos estudios y comenzó a recorrer el mundo, fue torero, periodista, presentador de tv y nos dejó una curiosa autobiografía; Torero de Brooklyn, viajó y vivió sus correrías por México, España y Cuba con Hemingway, hasta que un malentendido parece que les separó definitivamente.En 1961, Hemingway muere a consecuencia de un disparo, quince años después, en 1976, olvidado de todos en un asilo de Nueva York, muere Sydney Franklin. A toda aquella generación perdida entre guerras y aventuras les dejo esta aristotélica y lapidaria frase que abre el libro y que ellos hubieran suscrito con toda seguridad; vivir moralmente, vale más que vivir.

10 comentarios:

Marisa Peña dijo...

"Vivir moralmente vale más que morir"... Aquella generación, como bien apuntas, perdió su juventud entre guerras y aventuras. Fueron héroes improvisados, y su idealismo fue su único legado.
Los libros siempre van unidos a una historia y forman parte de lo que somos. Gracias, como siempre, por revelarnos ésta. Un abrazo

Anónimo dijo...

Interesante historia que no conocía, bien llevada, como es habitual en ti.

Saludos

Anónimo dijo...

Enorme Luis Spencer, por nuestra Alameda, por el cante de los trabajadores, en esa cuna y norte del flamenco, hoy prostituido. Antes, cerca del origen y manos auténticas.

Anónimo dijo...

¿No fue este el primer torero norteamericano?

Anónimo dijo...

Luis, me gustan esas breves semblanzas de la historia de la ciudad, de tantos personajes, muy literarias. Un placer leerte y espero que nos sigas contando todas esas deliciosas historias en el año que se avecina.

Feliz año y mucha suerte.

Anónimo dijo...

Luis, colaboramos juntos en un algunas páginas del Correo de Andalucía. Me alegro de encontrarte por la blogosfera. Sinceramente, tu blog literario me parece de los mejores que se hacen en Sevilla.

Saludos y Feliz año.

José Luis Garrido Peña dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Efectivamente, Sergio, este fue el primer torero norteamericano, creo que debutó en Madrid y Sevilla, pero este faceta de su vida, al igual que ese mundo de los toros, apenas me interesa. Yo también me alegro mucho de encontrarte Ramón, ya sé que este medio no te gusta mucho, pero te animo de veras a que participes con tus amplios conocimientos literarios, gracias por tu elogio.

Anónimo dijo...

He crecido muy cerca de ti, y no conocía nada de esta bonita historia, ni tampoco de Sydney Franklin. Evidentemente sí de Amparo, de José Cortes, de su amor por los toros y el cante, de su taller de pintura, creo que en la calle San Vicente, de tú abuelo marino, y de tú tío también marino, y de Rosario, que aunque no la nombres, está en esta historia, al igual que en todas nuestras historias. Quizá no supe nada porque me falte esa sensibilidad y curiosidad que tú tienes, y que es necesaria para aprecuar las cosas importantes. En fin espero que algún día me cuentes algo mas de Sydney Franklin, para asi poder contarsela a mis hijas, pues al fin y al cabo también es su historia. Enhorabueba y muchas felicidades

Anónimo dijo...

José Romero dijo...

Estimado José Luis:

Mi nombre es José Romero. Soy un periodista de Alcalá de Guadaíra, interesado en publicar un artículo sobre Sidney Franklin. Me gustaría contactar con usted para hacerle algunas preguntas relacionadas con lo que ha escrito en su blog.

Si es tan amable, puede contactar conmigo a través del correo electrónico jromero11@us.es. Le agradecería mucho su colaboración.

Enhorabuena por su blog. Me parece muy interesante.

Saludos.