viernes, 31 de julio de 2015

EL ANGEL VIEJO



Viene en la tarde antigua la mujer que pregunta en la casa solitaria, marcharon los hijos, los amigos, todo fluye en un don único de transparencia. Velamos la tarde y sus heridas en una casa frente al mar, se repiten las gracias en la lejanía, el término del viaje, cuando esperan las marcas en los fragmentos, la disolución de la oscuridad. Viniendo hacia nosotros están los nombres que quisimos y que se pudren en un presente de olvido. Una sola memoria quisiste salvar en los labios del ángel viejo, el don latente contra la inquina de los nuestros, la noche como una palabra solitaria.

domingo, 19 de julio de 2015

PUNTOS FIJOS


Siempre fue curioso, por no decir molesto, cómo presentan y rinden homenajes a creadores ya desaparecidos, sujetos de un mundo que son la antítesis de lo que esos autores significaron, contra los que luchó ( la farsa elogiosa repugnante de Cernuda ). Es frecuente en la hora de las necrológicas la glosa laudatoria en un alarde que no tiene más misión que confundir y olcultar la verdadera naturaleza de una obra al respetable.  Antes, más dispersos, veía uno aquí o allá esos sucesos y al asombro sucedía la indignación, quizás entonces se conocía a menos gentes. Hoy, con la llegada del mundo virtual, la intoxicación es aun mayor y es moneda común las conductas que antes señalaba, pero hay algo más grave; no solo se rinde tributo a escritores desaparecidos por gente en el otro espectro ideológico y vital del autor, sino ese misma raíz ideológica de la obra del mismo es silenciada cuando no manipulada en ese discurso infantilodide que algunos tienen del arte, señalando solo los aspectos menos comprometidos y en una normalización falsa en el terreno de una supuesta posmodernidad. Recuerdo cómo Cernuda le recriminaba a José Luis Cano el empeño de este en no ver nunca en su obra su carácter más rebelde, no es posible la admiración, por falsa e hipócrita, de gentes que nunca se comprometieron, que nunca caminaron en las corrientes de la rebeldía, gentes apolíticas, de un discurso bobo de sectarismo artístico, que frenaron siempre la ilusiones colectivas, de absurdos humanismos y héroes anónimos, acólitos de una abracadabrante ensimismamiento cursi y afectado, gentes en fin, de puntos fijos, que llenan páginas y páginas sin decir apenas nada Lo mejor que podrían hacer estos sujetos que hoy nos inundan y apestan, algunos/as con su moral ridícula y arte corto, era callar, callar hasta que se pudriera su ignorancia y su mundo infantiloide y reaccionario.