martes, 1 de marzo de 2011

LAS CUENTAS DE LOS BARES



La mañana es azul y restallante, paseo, me encuentro a un viejo amigo, charlamos de otro tiempo, temas sustanciales, algunas zonas de la ciudad  se parecen cada vez más a un parque temático para turistas sevillanos, me dice. La prensa anuncia el fallecimiento de Amparo Muñoz, descanse en paz esta hermosa y noble andaluza, la despreciable carroña, si no lo impedimos, esperará su tiempo para continuar. Seguimos divagando sobre esto y lo otro, le cuento una historia, se entristece, ficción amigo, tú lo conociste. A otro asunto, me habla de la musicalmente malograda Viola Wilss, de cuanto él trabajaba en una discoteca de la costa, no sé, esta mañana me dió por pensar en eso, pero le digo que eso está en otro libro, alguien pasa y me saluda. Era muy variado a su música, todas le interesan, con sus tiempos. Como echando las cuentas de los bares le escribo y le recuerdo, tú lo conociste bien.  Está el niño con su libro, tendrá siete años, precoz en la lectura, la alta tarima y la inmensa clase. Vamos a poner aplausos. Conoce bien la calles y las azoteas, como muy vivo. Después ayuda a sus compañeros mas rezagados,  pronto el rezagado lleva sotana y es clérigo necio. Para entrar en Babia hay que estar muy vivo, para mirar pasar las nubes, sin pastor ni rebaño. Un día llego un misionero de tierras lejanas -Edmundo era su nombre-y preguntó por el mundo y el hombre; -un animal racional- contestó el gitanillo. El maestro clérigo entró en cólera por salirse del texto, a Edmundo le encantó la respuesta rápida de aquel pequeño. El clérigo necio llevaba  entre los nudillos una llave antigua con la cual golpeaba en la cabeza de los últimos, como era clérigo necio y el niño vivo, cayó con estrépito. Vamos a poner la risa de los últimos.El rebaño le puso calle y busto. El que te quitó la llave sigue vivo, en Babia y niño, con esa –allí está San Pedro- no hubieras entrado en el Paraíso. La mañana es azul,  silbo una canción del maestro Barry White y recuerdo a Viola Wilss