miércoles, 12 de mayo de 2010

SALINGER Y EL CONSUL DE SODOMA, LAS PARADOJAS DEL ESPECTACULO



Por Francisco Garrido

Ha muerto Salinger, la última entrevista que concedió por teléfono al New York Times se tituló: “Salinger habla de su silencio”. Y los periódicos hablan a su muerte de que no hablaba. Y las televisiones hablan de su vida mucho más que de su obra. Hay autores a los que su exhibicionismo personal acaba ocultando su obra. Y hay otros, como Salinger, en los que la ocultación de la persona termina ocultando la obra. Unos por exceso y otros por defecto, ambos consiguen el mismo resultado: desplazar la obra a un segundo plano.
No sabemos si lo suyo fue una magnífica estrategia de marketing o si de verdad, Salinger, odiaba sinceramente la intimografía mediática. Como creo que nunca hay motivos para pensar mal a priori (hay que tener pruebas para pensar mal, no para pensar bien) creo que su aislamiento feroz era honesto. En esa foto, mil veces publicada, donde amenaza con el puño a un intruso fotógrafo, no parece que este fingiendo. Su obra también avala la coherencia de su conducta. Salinger anhelaba que el autor se disolviera en la obra (lo contrario que ocurre ahora). Como Ulises, quizás nos gritaba aquello de “mi nombre es nadie”. Salinger no era un escritor filisteo, no escribiría para… escribía para escribir. Y esa pureza de raza literaria no es fácil de comprender en este reino filisteo de la técnica y la mercancía.
A diferencia del Bartleby de Melville, y contra lo que ha escrito Vila-Matas, no pretendía desaparecer, sino huir, era un fugitivo del espectáculo. Paradójicamente, esta huída, tan escandalosa, se ha convertido en el mayor de los espectáculos. ¿Qué hacer entonces? ¿Si el deseo de anonimato ensombrece a la obra, si la fuga del escaparate te eleva a las pantallas? ¿No hay ningún lugar fuera de la sociedad del espectáculo?. Nos queda, eso sí, la enorme dignidad de ese puño levantado y amenazante de Salinger a la salida del supermercado..¿Pero nada más?.
La sociedad del espectáculo es el sistema de dominación más evolutivamente perfeccionado que hemos conocido. No se ha inventado la realidad (como hicieron otros sistemas de dominación) la ha asesinado. Frente a la sociedad del espectáculo no caben estrategias basadas en las guerra de posiciones tradicional (como la que desarrolló Salinger). Es un sistema que no ocupa el espacio sino el tiempo, y de esta forma no deja lugar alguno para el “afuera”. Nadie puede fugarse de una cárcel sin muros, ni exiliarse de un país sin fronteras
Hamlet, como en tantas cosas, nos da una vista cuando dice: “En el espectáculo, Horacio, atraparemos la conciencia del rey”. La conciencia de la doble traición, del asesinato impune, es desvelada por el fantasma y por la ficción. Tal vez la única estrategia sea que la obra hable por medio de la vida, que la realidad resucite por medio de su fantasma, que la forma de la ficción nos desvele la ficción de la forma. Esa es la estrategia del príncipe melancólico de Dinamarca, la que se opone a la respuesta frontal de Horacio, una estrategia sutil: contra la mentira la ficción, contra el fantasma la forma.
Una película reciente sobre el poeta Jaime Gil de Biedma ha sido muy criticada por confundir vida y obra. Es decir, por elegir la estrategia de Hamlet. El Cónsul de Sodoma, que así se titula la película, es un relato en el que la vida del poeta es su obra y la obra del poeta es vivida. Nada hubiese gustado más a Gil de Biedma. Ninguna privacidad que defender con puños amenazantes. Ningún peligro de que el autor tape a la obra. Gil de Biedma es el antiSalinger. De él no nos quedara el gesto malhumorado y amenazante, sino esa bellísima sonrisa del último plano de la película. Tan bella y seductora que hace que nadie se levante de su asientos hasta que aparecen los títulos de crédito.
Foucault dijo que el reto de la autenticidad del futuro seria “convertir la vida en una obra de arte”. Las vanguardias clamaron contra la separación. Gil de Biedma habló de “la poesía de la experiencia”. El resultado en esta batalla contra el espectáculo, y al día de hoy en que escribo, es claro: Gil de Biedma 3 Salinger 0. La estrategia de Hamlet, esa es la estrategia.

Publicado en Paralelo 36.
31 de Enero de 2010

5 comentarios:

Alberto Sánchez dijo...

Hola luis, sigo tu blog desde hace tiempo. Me parecen muy interesante todas tus entradas, especialmente tu labor crítica y poética, tu personal forma de enfocarlo. Pero la realidad parece desmentirte cuando te niegas a colaborar en algunas publicaciones. Esa generosidad no las tienes con todos, y me resulta un poco chocante. También decirte que si abres comentarios, varios amigos me lo indican, debes de tener el detalle de publicarlos.

Un saludo

José Luis Garrido Peña dijo...

Alberto, gracias por tus palabras, como ves publico tu comentario. No son comentarios las descalificaciones a uno o a terceros sin ninguna argumentación, son las únicas que yo no publico ni contesto por correo. En cuanto a colaboraciones, ¿de cual me hablas?.

Un saludo

Olga Bernad dijo...

La generosidad es voluntaria, no se puede exigir. ¿No vale con publicar gratuitamente y sin ninguna pretensión más que acercar estos textos al lector que quiera venir voluntariamente a leerlos? ¿También hay que trabajarse un blog para ponerle el micrófono en la boca al que, por lo que sea (y suelen ser razones bastante extraliterarias, por cierto)le molesta lo que hagamos? A mí me molesta lo que hace mucha gente y la dejo en paz, ojalá contigo hicieran lo mismo.

Uno abre comentarios y su moderación para moderarlos: ni más, ni menos.

No sé si rechazas alguna publicación o no, querido Luis, pero digo yo que tendrás todo el derecho a escribir lo que te dé la gana y donde te dé la gana, faltaría más.

Un beso y gracias, como siempre, por un precioso texto. Como lectora ya bastante antigua del blog, creo que es lo verdaderamente importante. Encuentro aquí belleza, falta total de esa sensiblería que me asquea; sensibilidad,sí, toda; seriedad y talento. Y conocimiento de causa, que hay críticas literarias que parecen escritas por críos recién salidos del bachillerato o profesores acostumbrados a hablar para menores de edad e incapaces de cambiar de registro. Y yo profesores ya tuve, y bastante buenos. Al final a uno le dicen hasta cómo tiene que llevar su blog. Es la leche.
Un poco indignada estoy, no sé si se me nota;-)

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, querida Olga, suscribo tus palabras, pero si los blogs lo hacen también los amigos, lectores y comentaristas. El debate es muy sano y positivo, pero siempre dentro de unos límites de respeto y educación.

Un beso

Anónimo dijo...

El paso de la indiferencia al odio es rendirse, la gracia de la vil derrota es continuar con las apariencias o brutalizar el juego con mal genio y falta de corazón. No estoy suponiendo, naturalmente la posición en la que el juego se gane, porque la victoria nunca es importante cuando hay tiempo infinito -normal es que uno se funda irremediablemente en la derrota, pero esto no debe fatigarnos-. Parece ser que el suicidio es una posición brutal que suele ganar, el autosacrificio, como si se tratase de un Cristo, rompe con brutalidad la victoria del juego y la exposición. La razón es sencilla: En nuestra sociedad la muerte siempre gana. ¿Quién podría tener la culpa de que el suicidio inmortalice y la fama traume?
Por Arrowni el SALINGER Y EL CONSUL DE SODOMA, LAS PARADOJAS DEL ... el 2/04/11