miércoles, 18 de noviembre de 2009

MANKIEWICZ EN LA TINIEBLA



Hay una virtud esencial en toda la obra de Mankiewicz, la naturalidad de sus historias y su movimiento, hay en él una vuelta a la imagen moribunda de las grandes historias, sobre todo sabe moverse en el recuerdo. Como Sófocles y Dikens, este cineasta del análisis y del raciocinio nos oculta siempre la irrupción de la presencia que construye la intriga o la historia, el trato de construcción del espacio imaginario. Soterradamente, toda su filmografía es una crítica de los medios expresivos, de la estructura-relato objetiva.Hay una hendidura en su discurso, el juego de una identidad que se reactualiza constantemente. Su lenguaje nos emplaza en la periferia de la imagen, sus exigencias no niegan nunca las exigencias opuestas, oposición de reclamo del relato, reflexión obsesiva del pasado en el presente en la vieja aspiración de los pioneros, una necesidad vacía de hablar en una obra dominada por una firme conciencia, la visualización de un porvenir absoluto.

4 comentarios:

ONDA dijo...

reflexión obsesiva del pasado en el presente ...

Que necesaria y que útil en ocasiones.
Fraternal abrazo

José Luis Garrido Peña dijo...

Muchas gracias, Ignacio, por tus palabras

Un abrazo

Marisa Peña dijo...

Me alegra tenerte aquí de nuevo, dejándonos tus lúcidas reflexiones.sabes cuánto me gusta venir a tus orillas.
Un fuerte abrazo, mi querido amigo.

José Luis Garrido Peña dijo...

Muchas gracias, Marisa, también me alegro mucho de verte nuevamente por estas páginas.

Un beso