viernes, 27 de noviembre de 2009

LUDWING HOHL, PUNTO CERO



Las vulgaridades del consumo de masas son temibles, desplazan a la crítica del lenguaje, nos llevan a sus prejuicios y a sus mitos, niegan toda referencia ideal, como bien anticiparon Kafka y L. Hohl. La mentira, con sus obligaciones institucionales, enmascara el conflicto entre escritura y vida, lo reduce a tal simplicidad que anula todo principio de explicación, la relación de la literatura con ella misma y con la vida. En la interrogación que toda la obra de Hohl establece está esa rebeldía, ese curso dramático del aislamiento y la soledad que preserve a los creadores. Estos, necesariamente, quieren recuperar el habla de los acontecimientos iniciales para llevarnos hacia la claridad. En el posicionamiento del simulacro en un tiempo diferido extraemos nuestras extrañezas y metáforas, la gran literatura que aspira a su propia desaparición. Los verdaderos dramatizadores están ya en la posfiguración, en una relación agónica con el entretiempo, fragmentación continua de un único libro donde la palabra es devuelta. En este cese de perspectivas, la negación se ha instalado fuertemente en los recursos del arte literario con una frecuencia más audaz, vemos convenciones y no oportunidades de la verdad. El silencio trae la ruptura, un movimiento de retracción hacia todas las formas pasadas, el regreso del instante testimonial, hacia los espacios de atención y espera. En un encuentro retardado y nocturno está la escritura de L. Hohl, esa voz que clama en su propio desierto.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

MANKIEWICZ EN LA TINIEBLA



Hay una virtud esencial en toda la obra de Mankiewicz, la naturalidad de sus historias y su movimiento, hay en él una vuelta a la imagen moribunda de las grandes historias, sobre todo sabe moverse en el recuerdo. Como Sófocles y Dikens, este cineasta del análisis y del raciocinio nos oculta siempre la irrupción de la presencia que construye la intriga o la historia, el trato de construcción del espacio imaginario. Soterradamente, toda su filmografía es una crítica de los medios expresivos, de la estructura-relato objetiva.Hay una hendidura en su discurso, el juego de una identidad que se reactualiza constantemente. Su lenguaje nos emplaza en la periferia de la imagen, sus exigencias no niegan nunca las exigencias opuestas, oposición de reclamo del relato, reflexión obsesiva del pasado en el presente en la vieja aspiración de los pioneros, una necesidad vacía de hablar en una obra dominada por una firme conciencia, la visualización de un porvenir absoluto.

jueves, 5 de noviembre de 2009

EL SUEÑO DEL LIBRO DE V. HOLAN




Leemos

un libro sin final,

donde el pensamiento nace,

en el aire que devuelve aire

el punto de muchas escrituras.

He llenado la oscuridad de preguntas,

de refugio de palabras

en la noche de la muerte de los otros.

He recogido

la subversión de páginas,

el sueño del libro.

Ahora,

fuera del tiempo,

devuelvo el signo

al fuego de la antigua ausencia,

salvado y destruido.