lunes, 7 de septiembre de 2009

LEON FELIPE Y SU VIEJA CESURA



Hace muchos años que leí a León Felipe por primera vez, poeta al que estimo y considero quizás injustamente olvidado, que tuvo su influencia no reconocida en algunas generaciones posteriores. La primera impresión que me produjo su obra fue la de hallarme ante un poeta de eminente tono moral, bíblico, ante una voz seca y desbordada. La relectura de su poesía me confirmaron a un creador refugiado en una interioridad y exilio que rompía en lamentaciones, la negación y la civilidad mundana comparecieron en su obra con descensos, giros, retornos, en fraseos que a veces nos parecen interminables. Ahora bien, algunas de las cuestiones que hicieron de nuestro autor un poeta raro en el panorama de entonces fue sin duda la aparición tardía de su primer libro, junto a su situación entre dos grandes generaciones y lo modelos de tradición a los que se acogió, inexistente en nuestras letras. No creo haga falta señalar que León Felipe es autor que huye de colorismos y articulaciones, en su despojo y sequedad encontró su fuerza, bajo la sombra de la Biblia y de su admirado y recreado W. Whitman. El duro juicio de su verso podría resonar en las imprecaciones de Job o en lo fundacional de Shakespeare, en él se invierte, en cierto modo, un ámbito de cesura entre el hombre y el artista. Quedará sin duda el escritor de reconocible y personalísimo centro moral, el agitador descarnado de la muerte heroica, el de la tragedia de la identidad en la angustia del viejo esquema hegeliano, esa voz que muere sin morir.

4 comentarios:

Alberto Rodríguez dijo...

Te felicito, Luis, por recordarnos y traernos palabras sobre este valioso escritor, como tú indicas, bastante olvidado, aunque su obra sea de sobra conocida, también su influencia se ha devaluado. Pienso ahora en Gerardo Diego, que le tenía en gran aprecio. Las causas que tú señalas han podido influir, especialmente la última. Sin duda es una voz muy directa y torrencial, y, a vueltas otra vez con las influencias –es poeta al que acudieron muchos jóvenes-, ha tendido también a lamentables imitadores.


Un saludo cordial.

Marisa Peña dijo...

León Felipe es uno de mis referentes...Desde su "piedra pequeña", hasta su "viejo y cansado violín" pasando por el demoledor "llamadme publicano".Tiene su lugar en el amplio rincón de la poesía.A mí me gusta leer sus versículos en tono bíblico y refugiarme en sus versos cortos sinceros y profundos.Sé lo que busco cuando lo leo y no quiero descartar, sólo sumar y enriquecerme con cada voz poética, aunque la suya, por razones muy personales me llega muy dentro y resuena en mi conciencia y en mi educación sentimental.Un abrazo querido amigo, y gracias por esta magnífica y personal semblanza.

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Alberto, por tus palabras, coincido bastante contigo, pero vamos también a recordar a los buenos discípulos.

Un saludo

José Luis Garrido Peña dijo...

Querida Marisa, sé de tu aprecio y admiración por León Felipe, vaya para ti esta entrada, tú lo expresas muy bien.

Un beso.