domingo, 27 de septiembre de 2009

LA FLOR CAIDA

Coullaut Valera. Monumento a Gustavo Adolfo Bécquer. Parque de María Luisa. Sevilla


Quizás Richard Harris, antes de caer fulminado y feliz en la Catedral, en sus paseos solitarios por las calles de Sevilla visitó el monumento a Bécquer. Sabemos que Hugth Walpole bien pudo dejar escrito una tarde estos breves versos; Ninguna luz en las palabras, / desierta lejanía de los viejos nombres. / No vendremos a recitar ahora como los que se marcharon, / nos dice la noche el fin de los caminos. La ciudad meridional distrae al extranjero, al sesentón que siente latir nuevamente la vida como hacía muchos años no lo sentía. Richard, por quien sus hermanas se desvelan y preocupan, es un hombre distinto que se llena de luz y olores desconocidos hasta entonces. Es un niño que ha escapado y recorre con entusiasmo un itinerario que le fascina. Walpole, que tan bien heredó ese romanticismo, se dice y nos dice frente al ciprés que se está muriendo siempre, que la realidad parece que nunca se presentara. Dejará a Harris, feliz con su milagro, sin inventarse un corazón, en el sueño y realidad de una mujer imposible.

lunes, 21 de septiembre de 2009

LUCERNARIO




La lectura nos compromete, un compromiso de desprendimiento. Fueron mis palabras lo abrazado a la última lámpara del atardecer, palabra posible en su propia disolución. Todas las palabras esenciales vendrán en esa última luz, las palabras devueltas en una borradura. El acontecimiento poético estaría en el inventario formal de una aprendizaje de la soledad, una insistente obsesión por la muerte de la palabra, un otoño de su simbolismo, cuando deja su lugar a una cesura que muestra la escisión.




Tú no sabes de exilios, tú duermes

en el agosto remoto,

en la demora en el fuego del sueño,

con el silencio y el viento

en el ramaje del horizonte.

Piensas

extenderte aun por huellas de sombra,

aguardar los remotos signos del mar,

mirando

tus pasos en las arenas,

el regreso

oscuro a las aguas calientes.

no ha de extinguirse tu lejanía,

tu figura extraña

en la memoria de las huellas.

Como la oscura noche

sobre la última lámpara,

tú no sabes de exilios, tú sueñas

en el silencio que se nombra,

sin afuera,

como anuncian el vacío o la sed,

sombra a sombra sobre lo borrado

lentamente en lo oscuro.









sábado, 19 de septiembre de 2009

ARTHUR KOESTLER Y SU ULTIMO DIALOGO



El hambre les ha hecho regresar del otro lado de la orilla del río, huyeron cuando un familiar les informó de que eran buscados. Juan Fernández y Pedro García, sin mas delito que su afiliación al sindicato de panaderos, se arriesgaron a bajar desde la Barqueta hasta la Alameda. Un amigo, atemorizado, les advirtió del peligro de sus vidas ante las patrullas de fascistas, tras el golpe la ciudad eran un hervidero de traiciones y delaciones, de torturas y sangre. En la esquina de la calle Relator, delante de Bordeta, son sorprendidos y asesinados. Mientras es trasladado como prisionero por las calles de Sevilla, Arthur Koestler tiene noticias de éstos y otros muchos asesinatos. En su extraordinario Diálogos reflejará el infierno del golpismo y fascismo sevillanos que padeció, incluida la pena de muerte; -recorrimos las calles de Sevilla…fue un recorrido siniestro-.
En el prólogo a la edición española de Diálogos con la muerte, Lluis Bassets, emplaza la obra a la altura de otras de referencia sobre la guerra civil española, o mejor dicho, sobre el golpe de estado del 18 de Julio y su terror fascista, como las de Heninguay, Por quien doblan las campanas, Homenaje a Cataluña, de Orwel o Los grandes cementerios bajo la luna, de Bernanos, recuerda la definición de W. Benjamín como un documento de la barbarie, lo creo justo y muy acertado.
Esta obra de A. Koestler, también así en su vida, va mas allá de la expresión de unos estados morales, en los términos que definió entre belleza moral interior y exterior, nuestro afecto y nuestra aprobación con una gran capacidad de transformación de pensamiento critico va recorriendo su escritura. En su desarrollo por agotar el decir, Koestler nos describe los delirios de la aventura del sentido de la vida en todas sus páginas. Se protege de los destellos de apariencia. Recorre el infierno del fascismo sevillano posterior al golpe militar, que padeció durante su cautiverio “el poder de la palabra reside en el dominio de la abstracción; el lenguaje palidece ante lo tangible y lo concreto. Se vuelve un instrumento completamente inútil cuando hay que describir hechos desnudos tan terriblemente ordinarios como el miedo de un ser humano ante la muerte”
Este hombre que salió de aquel infierno sevillano y de tantos otros puso fin a su vida junto a su esposa el 3 de Marzo de 1983 . Dejaba una obra en la que nunca escapa de la interrogación que su textos llevan, la tardía noción del diálogo de un moribundo y de un superviviente, como si ya no tuviera recuerdos propios, en la potencia vigilante de su memoria, sin puntos de inflexión, anunciando a la sociedad la locura que le sería propia.

lunes, 14 de septiembre de 2009

OCNOS; EXILIO, FANTASMAS DE SENTIDO



La ciudad como núcleo de una ruptura, por la vocación de una ruptura, espera vacía que aguarda en el umbral, un absoluto distante de cierto idealismo en el que existe una entrega sin reservas. No es una voz enmascarada quien nos pasea por la ciudad, la que nos permite seguirla en la evocación de su rechazo. Lejos del simulacro que tantos ejercieron y ejercen, de esa garrulería sevillanista o andalucista de ayer, de hoy y posiblemente de mañana, por utilizar las palabras del propio Cernuda, de esos exaltados de las exaltaciones pregoneras, la impersonalidad de los rasgos y perfiles de esta obra nos llevan a desplegar una fascinante impersonalidad, claridad liberadora, contrastes de fuerza hacia el temblor. En otra ocasión he escrito que Ocnos es una crítica viva y amarga, experiencia problemática y condenada, nos convierte en los errantes y siempre extraviados por una ciudad sin nombre, lo que Holderlin nombraría como el espacio infinito del ritmo. Sin residencia alguna, esta obra nos exilia. Una fuerza mágica nos guiará por tiempo y lugares soñados y perdidos, pero sin derecho a la verdad y sin derecho a la muerte. Hay una clave extraña y sombría de la claridad de estos textos; se escribe donde la vida termina de escribirse. Su pensamiento se retira dejando un velo de transparencia, exilio, fantasmas de sentido.

jueves, 10 de septiembre de 2009

JUAN CARLOS ONETTI Y SU SILENCIO



Me lo explico mejor al releer sus cuentos, de entre los escritores que debemos dejar que lleguen a nosotros con todo el despliegue de su inocencia está Onetti, de ahí su precariedad y fuerza dolorosa. Tiene una voz interrogada y soportada, de palabra inscrita con la que se sueña, de peso y fatiga de narración. Existe en toda la obra de Onetti un especial deseo de pérdida, un ocultamiento de la unidad y una retención vivida frente al misterio. En las distintas fases de sus desarrollos y movimientos su voz no se identifica ya con su poder, de ahí esa certeza que tenemos de encontrarnos ante un autor, con señaló Vargas Llosa, de una integridad y honestidad totales. La obsesiva retórica que se le señaló reiteradamente nos muestran una escritura doble, repetidos puntos de vista que intercala sumido en el desconcierto. La espera que lo retiene es la segunda vez de una misma habla, nos trasmite el asidero de palabras que le llegaron destruidas y que él enfrenta a nosotros. Esta experiencia ardua y difícil desarrolla la intermitencia en la que nos establece sus enfoques narrativos, en toda su escritura no garantiza ni deja huellas, en el refugio de su rigor acepta la irrupción de su palabra y sueños, recuerda el tiempo de una ruptura, la de su voz justa.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

PIO BAROJA EN SU QUIETUD



Baroja terminó sus días en la crítica de su mito, su literatura fue la paradoja de las contradicciones de su tiempo, era escritor de disfrazar el mito. En lo aparentemente accidental, sin centro, desplegó su escritura, en la fuerza de desenmascaramiento de la obra hacia el mundo, en la manera injusta de la voz de los personajes. Al recorrer su trayectoria sentimos la actitud para que toda su obra disponga de él por completo, la honestidad de acto real en la ficción lo sitúan entre los grandes, signos de sedimentos de un mundo muy personal y vivido. El alejamiento de la veneración del discurso literario, la riqueza en la parte más peligrosa de su desorden eran destellos fríos y apasionados de confidencias siempre aplazadas. La marcha del relato barojiano es un gran movimiento inmóvil.

martes, 8 de septiembre de 2009

DESPUES DEL RECOGIMIENTO



Queremos abrazar lo que no somos, aguardar en su callar las presencias que estimamos, seguir las palabras que rodean ese silencio, como escribió y lamentó Freister; espejo en las sombras mortecinas, ese centrarse que es el reposo. Solo retenemos lo que ya fue, la sabiduría es siempre un regreso melancólico, custodiar una vieja ofrenda en los itinerarios de la fidelidad. Con la vieja dignidad de la modestia y la pobreza, la ilusión de lo necesario nos guiará por esta ronda a los lugares soñados y prometidos. Hay una larga tarde de escritorio y un hombre entre libros de cuentas y hermosa caligrafía que no acudirá a mi llamada, una llamada que se quiebra o apaga. Solo queda la ronda del canto del retraído, donde la memoria se derrumba y anochece.

lunes, 7 de septiembre de 2009

LEON FELIPE Y SU VIEJA CESURA



Hace muchos años que leí a León Felipe por primera vez, poeta al que estimo y considero quizás injustamente olvidado, que tuvo su influencia no reconocida en algunas generaciones posteriores. La primera impresión que me produjo su obra fue la de hallarme ante un poeta de eminente tono moral, bíblico, ante una voz seca y desbordada. La relectura de su poesía me confirmaron a un creador refugiado en una interioridad y exilio que rompía en lamentaciones, la negación y la civilidad mundana comparecieron en su obra con descensos, giros, retornos, en fraseos que a veces nos parecen interminables. Ahora bien, algunas de las cuestiones que hicieron de nuestro autor un poeta raro en el panorama de entonces fue sin duda la aparición tardía de su primer libro, junto a su situación entre dos grandes generaciones y lo modelos de tradición a los que se acogió, inexistente en nuestras letras. No creo haga falta señalar que León Felipe es autor que huye de colorismos y articulaciones, en su despojo y sequedad encontró su fuerza, bajo la sombra de la Biblia y de su admirado y recreado W. Whitman. El duro juicio de su verso podría resonar en las imprecaciones de Job o en lo fundacional de Shakespeare, en él se invierte, en cierto modo, un ámbito de cesura entre el hombre y el artista. Quedará sin duda el escritor de reconocible y personalísimo centro moral, el agitador descarnado de la muerte heroica, el de la tragedia de la identidad en la angustia del viejo esquema hegeliano, esa voz que muere sin morir.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

MARIA ZAMBRANO Y SUS LUGARES DE LA POESIA




Maria Zambrano salva con su pensamiento el vacío de lo trascendente en poesía. En lo fundamental, su obra recorre en una profunda fusión la poesía y la razón, nos devuelve la recitación y el cántico del antiguo encuentro de filosofía y poesía. Busca aquella consumación de la razón en la revelación poética. Partiendo de las grandes tradiciones filosóficas y religiosas reduce las distancias entre nosotros y lo que amamos. Su exigencia nunca es afirmativa, sin descansar en el pensamiento, hacia el viejo tiempo del cantar.

martes, 1 de septiembre de 2009

DISOLUCION




Dime quien eres en la esquina de los vientos
E. Brot



Hay silencios que son juicios, crear sería un retorno a los comienzos, cuando ya el poema pertenece a la poesía, ese irse, respuestas a preguntas no formuladas. Cada poema retoma su propio ámbito, donde suena y sueña la ofrenda, donde se empieza a escuchar la apertura, un encuentro exaltado de contrarios. Hay poemas que son antes ausencia que presencia.




Como la noche vino tu palabra,

ciega

sobre la soledad de la frontera,

ya atardecida sobre los ojos.

Como la sed

como la lluvia

como la carne,

apenas

mas allá del surco del sueño,

en un tiempo vacío y extenso

vino tu palabra,

la que nunca fue

abierta al desgarro y la belleza