Semana Santa 1995
En este rostro está el misterio y el secreto de la ciudad, todas las metáforas de su destino. Esta madrugada volverá a salir por su barrio, y volverá a pasar por donde nací. Rescato para la ocasión estas palabras que le dediqué a principios de los noventa, después de un exilio de demasiados años.
Toda ausencia
es una escritura del silencio,
la sed de un sueño.
En el temblor del alba
vi el viejo barrio en llamas,
las sombras que el viento abandona.
Lejos,
donde un niño llora los adioses,
la noche de tus huellas,
la Lámpara de la Esperanza.
El tiempo
se adentra en las calles y los patios
con la desnudez de un relámpago.
VOLVIÓ. VIERNES SANTO.
MUCHAS FELICIDADES Y UN FUERTE ABRAZO A TODOS LOS MACARENOS.
8 comentarios:
¡Cuanta belleza, cuánta emoción contenida hay en este poema, amigo Luis! Desde la ausencia todo cobra sentido: los olores, las calles, hasta los adioses...
Ese territorio de la nostalgia que es nuestra niñez, guarda la belleza y el misterio. Un abrazo admirado.
Entre “la Imagen” y las imágenes de tu palabra se tiende el puente de la poesía y el sentimiento, que es todo lo que necesita aquélla para que la verdad hable con la belleza.
Enhorabuena por el poema, y un abrazo.
Gracias, Marisa, por tus generosas palabras, revelación, emoción, modestamente así la entiendo.
Un beso
Gracias Antonio, me alegra mucho verte por aquí.
Un fuerte abrazo.
Hola Luís!
Estuve en Sevilla hará unos tres años.
Fui buscando a la Esperanza de Triana y encontré a la Esperanza Macarena. Maravillosa. Podría ser de otro modo?
Lo único que importa es la Esperanza, y desde entonces la llevo siempre conmigo.
Un abrazo!!
Gracias, Antonia, por tu visita, tu lo resumes perfectamente, encuentro.
Saludos.
Gracias, Luis, por el poema y por la cercanía. Suscribo las palabras de Antonio Azuaga.
Un fuerte abrazo en domingo de Resurrección.
Gracias, Juan Manuel, un fuerte abrazo en este domingo de Resurrección.
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