martes, 17 de marzo de 2009

RITO Y MEMORIA


Viene de la infancia,
esta luz,
apenas
se ha oscurecido su alegría.
Arriba,
en la azotea,
los caminos de la luz se borran
cuando las ancianas bajan.
Anochece ahora
sobre el patio hondo,
donde las ancianas duermen.
Anochece
por el barrio ruinoso y solitario,
sobre el cante viejo
que la pena arrastra.





En Sevilla y la Gloria. XXI. 1998.
Huellas del flameco.

8 comentarios:

Marisa Peña dijo...

"Esos días azules y ese sol de la infancia"... Leyendo tu poema he recordado ese último verso que nos dejó Machado. Y esa melodía del "cante viejo que la pena arrastra", me ha traído aires lejanos de la que fue la tierra de los míos y me ha dejado el sabor agridulce del paraíso perdido de nuestra niñez, esa que siempre habita en la poesía, territorio de todos los recuerdos.
Un fuerte abrazo.

Olga Bernad dijo...

Que bonita esa voz de cante viejo como luz que viene de la infancia hasta el barrio solitario donde anochece ahora. El cante viejo que la pena arrastra, sin apenas haber oscurecido su alegría.

Me conmueve la sencillez, la limpieza y la hondura de tus poemas. Es una preciosa huella del flamenco.

Juan Manuel Macías dijo...

"sobre el cante viejo/que la pena arrastra". Es realmente precioso, Luis. Magnífico. Yo siempre he creído que la infancia es algo que reconstruimos a base de tonos de luz. O cuando se va la música, queda la luz. Todo eso me acomete ahora leyéndote. Y Sevilla. Un abrazo fuerte.

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias Marisa, esa luz como huella del pasado. El rito y la memoria. El recuerdo también de los que fueron obligados a abandonar sus barrios, perdiéndose así también lamentablemente la identidad y la historia.

Besos

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Olga. Hay que trabajar con la luz y los símbolos, entrañarlos, solo así puede emprenderse algo con cierta decencia, vivencia y palabra.

Besos

José Luis Garrido Peña dijo...

Juan Manuel, me alegra que te hayan gustado estos leves versos, solo con que se quieran profecía del recuerdo, merecen la pena.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Jose Luis, no sé que apreciar mas en esta entrada, esa difícil sencillez y hondura o esa evocación tan llena de personalidad. Te felicito.

Un abrazo

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Jaime, por tu comentario exesivo. Cada uno con su retórica.

Un abrazo