viernes, 27 de marzo de 2009

HOLDERLIN Y EL TIEMPO TARDIO


La plenitud del sentido de una obra es siempre posibilidad de orientación, la ruptura de los límites de experiencia del significado, palabra nominativa de afirmación ontológica. Certeza que Benjamín y Kafka traspasaron; el fuego de las grandes esperanzas, inquietante misticismo filopoético. Las categorías de Holderlin testimonian indirectamente, su espacio infinito del ritmo no puede ser ocupado por su voz, sino por el olvido de sí mismo, su ámbito operativo trabaja en un campo radical de autoexclusión. La poesía como demora de la muerte, de un deber y vocación moral con el sueño de las palabras de Píndaro; llega a ser el que eres.




Una llama
sobre el oscuro pensamiento,
la faz niña atormentada.
Suena el mar
en la ausencia que nos queda,
como al principio, como la transparencia

3 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Y a través de la poesía nos encontramos con nosotros mismos... Y con aquellos que se acercan a las orillas de los versos que un día dejamos para perdurar. Un beso

Olga Bernad dijo...

"Llega a ser el que eres". Tan difícil como "Ama y haz lo que quieras". El mismo olvido de uno mismo para que nada imposte la voz, y un espacio infinito delante de la vista.

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Marisa y Olga, por vuestros comentarios