miércoles, 4 de marzo de 2009

HASTA SEMPRE SALMERON



Como en un extraño diálogo de Swedenborg en las habitaciones y moradas de los Ángeles, voy contándome una historia por el cementerio de San Fernando, he venido a visitar a un ilustre hijo de la ciudad que ha regresado, un desterrado y perseguido hijo de estas postrimerías sevillanas, Diego Martínez Barrios, le he dejado en el libro que el Ayuntamiento a puesto para la ocasión un recuerdo de mi tío abuelo, Rafael Rubio. Después de tanto tiempo he sido testigo del encuentro de dos viejos amigos, y vuelvo a las palabras de Freixte en su lectura de los Salmos, “descansan junto a sus padres”. A esta hora temprana, por estas calles solitarias, los buenos días del sepulturero son realmente buenos días y no una contraseña macabra de algún enemigo de los judíos o los masones. El tiempo ha destruido las lápidas de mis difuntos, pero yo regreso con su profecía y sus sueños en esta hora del amanecer y la esperanza.


Martinez Barrios, ministro de Comicaciones, franqueado por el alcalde de Sevilla, Fernández de la Bandera y el teniente de Alcalde, Rafael Rubio. Inauguración de un centro republicano radical. Sevilla, 1931.



Sepultura de Diego Martínez Barrios. Cementerio de San Fernando. Sevilla

Sepultura de Rafael Rubio Carrión y Dolores Aguilera Clérigo. Cementerio de San Fernando. Sevilla.


En Sevilla y la Gloria. XX
Martínez Barrios vuelve a Sevilla.
Marzo 2001

7 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Querido Luis su memoria es nuestra memoria y su luz es nuestra luz. Fueron los vencidos pero no los perdedores porque como dijo Machado "humanamente quizá hemos ganado". Los desterraron, los represaliaron pero no conseguirán que olvidemos sus nombres ni su legado. Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Esos buenos días del sepulturero son todo un patrimonio, y que serenamente los reconoces, con la misma serenidad y firmeza con que recuerdas, sin caer en el peligrosísimo (especialmente para la literatura) lugar común.
Enhorabuena por la entrada.

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Marisa, por tu comentario, afortunadamente, la historiografía solvente hace años que está trabajando con enorme rigor.

Un beso.

José Luis Garrido Peña dijo...

Querida Olga, la voz que nos cuenta las cosas es nuestra y es otra, es una y múltiple, esa es la tarea.

Un beso y gracias por tu comentario

Anónimo dijo...

Calidad y rigor, felicidades.

Anónimo dijo...

Que tal, luis, vengo de la página de culturas literarias, tu espacio me ha sorprendido muy gratamente, ameno y técnico.

Saludos

ONDA dijo...

Reconforta ese esperanzado encuentro póstumo.

He de traer parte de prologo que escribió mi padre para un libro de la Sacramental de San Justo de Madrid,

donde se trata con cariño y sabiduría todo lo que rodea a los cementerios.


Un abrazo.